Con el tema de las elecciones catalanas, nos venden la “enorme subida” del PSC, las de los partidos independentistas, etc, etc.
Pero mirando los números, las frías cifras que a muchos no les gusta mirar, vemos que no hay tanta sorpresa y que, los votantes del PSOE son los fieles votantes de toda la vida, que los independentistas han perdido un 45% de sus votos (de 2.080.000 en 2017 a 1.437.000 ahora) y Podemos que, al igual que a nivel nacional, como le pasó en Galicia o el País Vasco, ya sólo se ha quedado con el voto fiel de la antigua Izquierda Unida, y el más antiguo Partido Comunista.
El siguiente cuadro publicado en prensa es bastante claro:
Es decir, el PSOE sólo obtiene 46.200 votos más que le dan ¡16 escaños! (vamos, que cada escaño nuevo sólo le ha costado menos de 3.000 votos), y el independentismo, que ahora saca pecho, obtiene en su conjunto, como decíamos, 641.600 votos MENOS, y aun así obtiene 4 escaños más. Podemos (En Común) mantiene sus escaños pese a obtener 131.734 votos MENOS (es decir, tiene ahora casi los mismos votos que obtuvo el desaparecido PSUC -comunistas de Cataluña- con Antoni Gutiérrez en 1984), lo que decía, el fiel voto comunista. Incluso el PP que pierde 76.000 votos, sólo pierde un escaño.
Y lo que es claro es que la debacle de Ciudadanos, no ha beneficiado particularmente a nadie, salvo, quizá a VOX que puede haber rescatado más de 200.000 votos de los 951.000 que pierde Ciudadanos.
¿Cuál es el problema? Pues esos 1.518.000 votantes (4.392.891 en 2017 frente a 2.874.610 ahora) que han dejado de ir a votar en estas elecciones respecto a las de 2017, consiguiendo que, con muchísimos menos votos, puedan ahora vanagloriarse todos los supuestos ganadores de un falso triunfalismo que, en todo caso, sólo ha dado alas a ese independentismo pese a sus 640.000 votos menos, a una pérdida del 45% de su electorado.
Los que gobiernen lo harán cuando ha votado escasamente el 50% del censo electoral (2.874.610 votos frente a un censo de 5.623.962), pero no se podrá protestar si no has votado. De ahí la importancia de ir a votar, aunque sea en blanco, para que tu voto cuente siempre y un escaño te salga tan ridículamente barato.