No acabo de comprender que se pida no poner alumbrado de Navidad y que ese dinero se destine a lo que se nos ocurra. Aparte del desconocimiento (o quizá no tanto) de quien lo propone sobre gestión presupuestaria en derecho público, me pregunto ¿mandamos a la quiebra también a las empresas de iluminación y a sus subcontratas? ¿al paro a todos los trabajadores? Trabajadores que no gastarán y harán que cierren los comercios de sus localidades. Más quiebras y más parados. Pobreza, pobreza, pobreza.
Sólo la rama de iluminación del Grupo Ximenez (la empresa de Puente Genil, andaluza, que todos conocemos), da trabajo directo a casi 300 personas (familias). La empresa en el mes de septiembre puso fin al ERTE y reincorporó al 100% de su plantilla. Súmenle los puestos indirectos (noches de hotel, restaurantes y bares de las ciudades donde colocan su iluminación, personal subcontratado, etc, etc..)
Además, ayuntamientos y organizaciones españolas y extranjeras se apoyan en la iluminación decorativa para impulsar la economía en el cuarto trimestre del año para revitalizar los centros urbanos. Sólo en Málaga, los visitantes que fueron a ver las luces navideñas dejaron en la ciudad más de 200 millones de euros en 2018. Aunque este año fuese el 10% seguirían siendo 20 millones de euros para la ciudad.
Pensemos un poco en lo que decimos o compartimos. ¿O será que quienes lanzan estas ideas buscan votantes pobres «subvencionados»? Y la buena fe de muchos les hace caer en la trampa.